martes, 29 de marzo de 2011

Escritoras victorianas: Anna Eliza Kempe o Anna Eliza Bray

Anna Eliza Kempe o Anna Eliza Bray nació en la parroquia de Newington, en Surrey el 25 de diciembre de 1789, sus padres fueron John Kempe y Flecha Ann. En febrero de 1818, se casó con Charles Alfred Stothard el hijo menor de Thomas Stothard, un artista dedicado a ilustrar los monumentos esculpidos de Gran Bretaña. Desafortunadamente, su asociación personal y profesional fue de corta duración, apenas tres años después de su matrimonio, en 1821, Charles murió de una lesión en la cabeza sostenida por una caída accidental. Pocas semanas después de la muerte de Charles, Bray dio a luz a su hija el  29 de junio de 1821, pero el bebe murió al poco tiempo el 2 de febrero  de 1822. Tras estas dos derrotas devastadoras, Bray se dedicó a preservar el legado de su marido, la publicación de los últimos números de la Monumental de efigies de Gran Bretaña (1823) y Memorias, incluyendo revistas originales, cartas, documentos y Tratados Antiguos (1823).
En 1823, se casó con el reverendo Edward Bray, y su carrera como novelista florecido. Antes de su prematura muerte, Charles la había animado a componer una historia basada en el Conde De Foix, casada con Edward y tras haber recuperado la estabilidad en su vida personal, Bray comenzó a escribir.Tras cinco años, Bray había escrito y publicado muchas novelas. Con tal velocidad, que era una escritora  muy prolífica, publica dos diarios de viaje, dos colecciones editadas, biografías, un libro para niños, un libro sobre el folklore de Devonshire, y catorce novelas a lo largo de su vida. Las principales obras de ficción que figuran en su autobiografía publicada póstumamente incluyen:
De Foix [Novelas Fundada sobre las Tradiciones de Devon y Cornwall]:
  • Una novela de Bearn (1826)
  • Las capuchas blancas: una novela de Flandes (1828)
  • Los protestantes: Una historia de los tiempos de María Reina (1828)
  • El Talba, o El moro de Portugal (1830)
Fitz de Ford Fitz:
  •  A Tale of Destiny (1830)
  • Warleigh, o El Roble Fatal (1834)
  • Trelawny de Trelawne (1837)
  • Henry de Pomeroy (1841)
  • Courtenay de Walreddon (1844)
  • Bosque Hartland, y Roseteague (1871)
Bray no sólo fue un novelista de éxito, sino que también forjó amistades con dos importantes figuras literarias de su tiempo: el poeta laureado Robert Southey, y su prima, la poetisa Christina Rossetti.
Tal vez sus novelas ya no sean leídas, sin embargo, su impacto en los géneros de novela histórica y el folclore sigue sintiéndose.
A pesar de su existencia aislada, provocada por la preocupación constante por su salud delicada, que ella denomina su "nerviosismo", Bray vivió hasta la edad de 93 años. Ella murió en 1883. El Ateneo corrió el siguiente aviso:. "Se anuncia la muerte de la más antigua señora que reclamó un lugar muy importante entre los escritores que viven, la señora Bray, que ha fallecido en su año noventa y tres, fue el último eslabón entre nosotros y la generación de los que estaba en su apogeo en los primeros años de este siglo".

sábado, 26 de marzo de 2011

Julia Margaret Cameron

He creado un video de esta magnífica fotógrafa del siglo XIX que se enmarca dentro del pictorialismo ingles, os dejo su biografia que resulta muy interesante. Espero que os guste tanto como a mi.
Considerada una gran excéntrica de la fotografía Julia Margaret Cameron nació en Ceylan el 11 de junio de 1815 en Calcuta (India), en el seno de una familia de diez hermanos. Hija de escocés y francesa pertenecientes a la sociedad bengalí fue educada en Francia hasta los 19 años, donde regresó de nuevo a la India. Casada con un hombre veinte años mayor que ella, excelente jurista y plantador de té, vivió en la India hasta los treinta y tres años, depués se trasladó con toda su familia a la Isla de Wight, en Inglaterra. Julia Margaret Cameron tuvo seis hijos y otros adoptados, por este motivo vivía en un gran caserón, que siempre se encontraba lleno de poetas, artistas y científicos de la época victoriana.


En 1863, cuando contaba ya con cuarenta y ocho años y a causa de un viaje de su marido, su hija la regaló una cámara para paliar la soledad por su ausencia. Este hecho tuvo un fuerte impacto en Julia que la hizo dedicarse plenamente a la fotografía. Armada con esta primera cámara fotográfica, un equipo de revelado y gracias a la asistencia de John Herschel, en pocos meses domino el proceso al colodión.
Transformó y adaptó una carbonera de la casa en un improvisado laboratorio y un cuarto de niños en su estudio. Se dedicó a realizar fotografías, retratos en su inmensa mayoría, de sus familiares, amigos, criados,... obligándoles en muchas ocasiones a posar largos períodos de tiempo debido a las investigaciones que llevaba a cabo con la luz y las placas.
Tuvo una gran inspiración en pintores románticos de la época para realizar sus alegorías, muchas de ellas de ámbito religioso, que causaron gran admiración en sus convecinos, recibiendo grandes felicitaciones por sus interpretaciones.
Henry, uno de sus tres hijos abrió un estudio fotográfico en Londres. Llegó a exponer en la Exposición Universal de 1870, y su obra fue reconocida póstumamente, junto a la de Lewis Carroll, gracias a su reivindicación por parte de los fotógrafos del pictorialismo, así como al apoyo del grupo literario de Bloomsbury y a su sobrina nieta Virginia Woolf. En su autobiografía "Annals of my glass house", publicada en el año 1874, Cameron nos relata su vida por la fotografía. Margaret Cameron falleció en Sri Lanka en 1879.

miércoles, 23 de marzo de 2011

El capricho de Maria Antonieta

Son una tentación. Con sus atractivos colores, forma redondeada y sabores delicados. El macaron es un pastelito tradicional francés hecho de clara de huevo, almendra molida, azúcar glasé y azúcar. El dulce procede del siglo XVIII, surgió del horno del pastelero de la corte francesa como cúpulas redondas con base plana parecidas a merengues. Los macarons se hacen de una amplia variedad de sabores, según la confitería y la época del año.

Parece ser que hay diversas teorías a cerca de los inicios de su elaboración. Oriundo de Italia, el macaron pasó a Francia en el Renacimiento. Algunos textos recogen una receta de macaron que regaló una confitería omeya a un califa otomano en el siglo XV en Siria. En aquel entonces, el dulce se conocía bajo el nombre de louzieh.
En la Edad Media, el macaron designaba dos productos diferentes: primero una tarta, y a partir del siglo XVII un potaje que se comía con queso rallado, canela, azafrán y que se llamaba macaroni. De ahí que a veces surja la dificultad de saber a qué producto se refieren las fuentes históricas. Al principio este dulce constaba de una única cara. Si bien lo cita el insigne Rabelais, su origen sigue siendo un misterio. Sin embargo, numerosas ciudades pretenden que nació dentro de sus muros y múltiples leyendas se crearon alrededor de este dulce a base de almendra, azúcar y clara de huevo, crujiente por fuera y blando por dentro. Algunos afirman que este ‘ombligo del monje’ (según Larousse Gastronomique) fue creado en 791 en un convento cerca de Cormery, otros dicen que Catalina de Médicis lo llevó desde Italia. La primera receta de macaron figura en una obra que se remonta a principios del siglo XVII.
En el País Vasco francés, el macaron apareció en San Juan de Luz gracias a la iniciativa de un pastelero, M. Adam, que regaló algunos a Luis XIV por su boda en 1660. Desde entonces, los descendientes del pastelero perpetúan la tradición. En la corte parisina de Versalles, miembros de la familia Dalloyau, cuyos descendientes fundarían más tarde la casa gastronómica del mismo nombre, sirvieron macarons a la realeza de la entonces gobernante casa de Borbón. En Lorena, el macaron apareció bajo los auspicios de las Señoras del Santo Sacramento, con una receta que se ha mantenido secreta desde el siglo XVIII. La receta de los macarons de Boulay, fiel a la receta original, surgió en 1854. Estos manjares se caracterizan por una costra crujiente y un interior cremoso.

En la década de 1830 los macarons se servían de dos en dos añadiendo mermeladas, licores y especias. El macaron popular en la actualidad es el macaron Gerbert, creado en los años 1880 en el barrio parisino de Beleville. A continuación, se dio a conocer al público gracias a dos establecimientos del Barrio Latino de París: el salón de té Pons, que ahora ya no existe, y la famosa casa Ladurée, que les daba un tono pastel u otro para diferenciarlos en función de su sabor. El macaron de dos caras relleno de crema fue inventado por esa misma pastelería, que también introdujo la noción de «macarons del tiempo» para referirse a aquellos que están a la venta durante tres meses.

A finales de la década 2000, aparecen macarons cuyos rellenos tienen un olor diferente a la masa: de melocotón-rosa, lima-albahaca, praliné-yuzu, café-spekulatius, pera-naranja, etcétera. Una variante del macaron llamada makoron, que sustituye el cacahuete molido por almendra molida y se condimenta al estilo de los wagashi, está ampliamente disponible en Sendai (Japón). La Confiserie Sprüngli suiza vende luxemburgerli, que es parecido al macaron pero más pequeño y esponjoso.

Aquí os dejo la receta básica: http://www.pequerecetas.com/recetas-de-postres-para-ninos/macarons/ . En algunas pastelerías especializadas de pueden encontrar, por ejemplo en Zaragoza en la Pastelería Fantoba http://www.fantoba.com/ .


martes, 22 de marzo de 2011

Los camafeos

Voy a dejar aquí algo de historia que he recopilado a cerca de estas bellísimas piezas y alguna fotografía de mis camafeos que he comprado en diversas tiendas como Six, Bijou Brigitte, por Ebay y Primack , se pueden encontrar algunos muy baratos. Estas bellas joyas son una de mis debilidades, aunque se asocia con la era victoriana, ya existían en la época romana y griega, e incluso los egipcios lograron trabajar este arte. Es un trabajo dificil y delicado, y se denomina específicamente glíptica.

Se llama camafeo a todo relieve obtenido en piedra preciosa, generalmente, de variado color y con delicadas figuras. Las piedras utilizadas eran las ágatas, las variedades sardónica y ónice, aprovechando la distinción de colores que ofrecen las aguas o capas de tales piedras de suerte que puliendo y rebajando convenientemente la primera capa se dejaba la segunda para fondo y quedaba la primera con los relieves de la figura. Pero tanto ahora como en los siglos pasados se imitan y falsifican estas piedras con vidrios y esmaltes, soldando un relieve de piedra o vidrio con otra piedra de color distinto.
El arte de producir camafeos y otros objetos parecidos como entalles se llama glíptica (del griego glypho, grabar) y es una forma especial del arte de la escultura. Las producciones de la glíptica han servido desde los tiempos más remotos de la Historia para realizar sellos, artículos de ornamentación y objetos piadosos o propios de la superstición.


A lo largo de la historia han sido muy apreciados por el público, prueba de ello son los muchos ejemplares labrados en piedras preciosas y duras que se conservan de la cultura grecorromana y persa. En los reinados de Augusto y Tiberio eran la joya más codiciada hasta que fueron olvidados. Los tallados más recientes están hechos en conchas marinas. Durante los siglos XIV y XV se trabajó el nácar en Francia, Alemania, y Flandes, período en que los objetos elaborados con dicho material contaban con gran prestigio en las cortes francesas. Los viajes de descubrimientos realizados durante esta época, propiciaron la entrada de materias primas exóticas en Europa como; colmillos de narval, ámbar, jade, caparazones gigantes de tortuga y extrañas conchas marinas. Estos artículos, suscitaron el interés por la historia natural y estimularon la imaginación de joyeros, artesanos y grabadores. En el siglo XV se los vuelve a considerar en alta estima gracias a Lorenzo el Magnífico y los Médici, pero de nuevo volverían a pasar de moda. No obstante tuvo importantes admiradoras como Isabel I o Catalina la Grande.
En el siglo XVI se descubrió que las conchas de los cipreidos y los cásidos eran particularmente adecuadas para la talla de camafeos. En el siglo XVIII, se reavivó el interés por las artes antiguas que condujo al florecimiento de talla de conchas, pese al menosprecio que tenían por considerarse imitación al estar elaboradas con un material inferior. A partir de entonces, fueron desapareciendo los centros artesanales hasta quedar sólo en dos ciudades: Idar-Oberstein (especializada en la talla mecánica de ágatas) en Alemania y en Torre del Greco en Italia donde se tallan artesanalmente. Ya en el siglo XIX sería la elegante Reina Victoria quien los pondría de moda de nuevo. Es entonces cuando se perfilan los rasgos que conocemos hoy en día. El fondo del camafeo debe de ser negro, y se prefiere que la efigie tenga un color crema o blanco. Suelen retratarse escenas de mitos griegos pues en esta época se da un nuevo interés por el arte clásico, pero la preferida es la efigie de una mujer joven o bien de una o varias flores. En esta época se lleva bien como colgante o como broche.

viernes, 18 de marzo de 2011

Detrás de la máscara. El poder de una mujer.

Nunca antes había leído una obra de Louisa  May Alcott, quizás debería haber empezado con la afamada “Mujercitas”  pero el argumento de esta novela me atrajo mucho más. Me pareció algo completamente distinto a lo que la autora nos tenía acostumbrados.  Detrás de la máscara. El poder de una mujer, es quizás la obra más provocadora de Louisa May Alcott. Fue publicada entre octubre y noviembre de 1866 por entregas en la revista The Flag of Our Union, Louisa escribió ente relato tras su regreso de Europa. Podríamos describirlo como un relato de madurez temprana.
Jean Muir es una joven institutriz que se traslada a la casa de los Coventry en Inglaterra para encargarse de los estudios de la pequeña Bella. La viuda Lady Coventry vive con sus hijos Gerald, Edward y Bella, la prima Lucia y su hermano soltero John. Poco a poco los dos hijos mayores se enamoran de la joven.
La autora juega con el bien y el mal. Y expone el poder que puede ejercer una mujer cuando elige un sendero moral poco convencional para la época. La pregunta es: una mujer con desafortunadas circunstancias familiares, tiene el derecho de procurar por sus propios intereses, aunque ello suponga recurrir a la manipulación y el engaño. Así es nuestra anti heroína Jean Muir, una mujer madura con experiencias desagradables a sus espaldas, que carga con un alma oscura. Su apariencia es la de una perfecta institutriz escocesa durante la era victoriana, pero es solo una máscara que le permite dominar a todos los que la rodean, principalmente a los hombres. La recompensa que Jean Muir busca es obtener un premio material aun sabiendo que debe prescindir de su integridad moral.
Esta obra de Alcott se aleja claramente de las obras anteriores, la figura de la “chica buena” desaparece para dar paso a una mujer con talento, virtuosa pero llena de venganza y resentimiento. Algunos estudiosos han comparado a Jean Muir con la propia autora, pudo tener rasgos de su protagonista. En algunos momentos de su vida Louisa May Alcott se vio amenazada por la ruina de su familia y los prejuicios de los demás.
¿Es o no una obra feminista?, lo que esta claro es que contiene tintes feministas porque transforma el heroísmo tradicional del papel sumiso de la mujer en un heroísmo poderoso y victorioso.
La novela está editada por Imagica, en la colección El país de las damas.


martes, 15 de marzo de 2011

Stourhead House

Stourhead House es una finca de 1,06 hectáreas en el nacimiento del río Stour, cerca de Mere, en el condado de Wiltshire, Inglaterra. La finca incluye una mansión de estilo paladiano, la aldea de Stourton, unos jardines, tierras de cultivo y un bosque. Stourhead ha estado en posesión del National Trust desde 1946.


La familia Stourton vivió en Stourton House durante 700 años antes de que se la vendieran a Henry Hoare I, hijo del banquero Sir Richard Hoare, en 1717. La casa señorial original fue demolida y una nueva casa, una de las primeras de este tipo, fue rediseñada por Colen Campbell y construida por Nathaniel Ireson entre 1720 y 1724. Durante los 200 años siguientes la familia Hoare consiguió muchas herencias, que incluían una gran biblioteca y una colección de arte. En 1901 la casa fue destruida por el fuego. Sin embargo, muchas de las herencias se salvaron, y la casa fue reconstruida en un estilo muy cercano al original. El último miembro de la familia Hoare en ser propietario de la casa, Henry Hugh Arthur Hoare, la donó junto con los terrenos al National Trust en 1946, un año antes de su muerte. Su único hijo y heredero, el Capitán "Harry" Henry Colt Arthur Hoare, del Queens Own Dorset Yeomanry, había muerto a consecuencia de unas heridas recibidas en la Batalla de Mughar Ridge el 13 de noviembre de 1917 en la I Guerra Mundial. Una placa en el Memorial Hall de Stourhead conmemora al capitán “Harry” Hoare. El último miembro de la familia Hoare que nació en la casa fue Edgard Hoare, el 11 de octubre de 1949.
Los jardines fueron diseñados por Henry Hoare II y fueron construidos entre 1741 y 1780 en un diseño clásico del siglo XVIII, alrededor de un gran lago, representando un arroyo. La inspiración para esta creación fueron los pintores Claude Lorrain, Nicolas Poussin y, en particular, Gaspar Dughet, quien pintó vistas utópicas de paisajes italianos.
Incluidos en los jardines se encuentran unos cuantos templos diseñados para mostrar la educación y la riqueza de la familia Hoare. En una colina con vistas a los jardines se levanta un obelisco y la Torre del Rey Alfedro (una torre decorativa de 50 metros de alto, diseñada por Henry Flitcroft en 1772); en otra colina el templo de Apolo ofrece un punto de vista para admirar los rododendros, el agua, las cascadas y los templos. Entre los bosques que rodean a la finca hay dos fortalezas de la edad de hierro sobre unas colinas: Whitesheet Hill y Park Hill Camp. Los jardines son el hogar de una gran colección de árboles y arbustos de todo el mundo.



Richard Colt Hoare, el nieto de Henry Hoare II, heredó Stourhead en 1785. Agregó el ala de la biblioteca a la mansión y en el jardín, fue el responsable de la construcción de la Boathouse y la eliminación de varias características que no estaban en consonancia con los estilos clásico y gótico que predominan (entre ellos una Carpa turca). También mejoró considerablemente la plantación – el Templo de Apolo se eleva desde una ladera arbolada, que se plantó en tiempos de Colt Hoare. Con su pasión por la antigüedad, excavó 400 antiguos túmulos con el fin de recoger información para el libro Historia Antigua de Wiltshire.

El Templo de Apolo y el Puente de Palladio se puede ver en la película Orgullo y Prejuicio 2005. Los jardines fueron utilizados en la película Barry Lyndon.



martes, 8 de marzo de 2011

Día Internacional de la Mujer

Hoy 8 de marzo Día Internacional de la Mujer se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo integro como persona. La idea de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, en plena revolución industrial y durante el auge del movimiento obrero. La celebración recoge una lucha ya emprendida en la antigua Grecia y reflejada por Aristófanes en su obra Lisístrata, que cuenta como Lisístrata empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra, y que se vio reflejada en la Revolución francesa: las mujeres parisinas, que pedían libertad, igualdad y fraternidad, marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino, pero no fue sino hasta los primeros años del siglo XX cuando se comenzó a proclamar, desde diferentes organizaciones internacionales de izquierda, la celebración de una jornada de lucha específica para la mujer y sus derechos.



Os dejo este vídeo con magnificas fotos coloreadas de mujeres francesas de 1916 a 1917 que he realizado para el blog y dedicado a todas las damas. Así como el pack con todas las imágenes que he utilizado en el siguiente link: http://www.megaupload.com/?d=YEHWIR3V

domingo, 6 de marzo de 2011

La pintura de Marzo: La Condesa de Vilches, Federico De Madrazo

Amalia de Llano y Dotres nació en Barcelona el 29 de abril de 1822 y falleció en Madrid el 6 de julio de 1874, fue una destacada figura de la vida cultural del Madrid del Siglo XIX. Mujer hermosa, de ingenio y encanto, buena conversadora y excelente amazona, fue apreciada en la vida social madrileña. Fue además, por matrimonio, condesa de Vilches y vizcondesa de La Cervanta. Amalia contrajo matrimonio el 12 de octubre de 1839 con Gonzalo de Vilches y Parga (1808–1879). La pareja tuvo dos hijos: Gonzalo de Vilches y Llano y Pilar de Vilches y Llano. El 8 de diciembre de 1848, la Reina Isabel II ennobleció a Gonzalo, elevándole a la dignidad de conde de Vilches, previo ennoblecimiento con el título de vizconde de La Cervanta. La condesa de Vilches participó y organizó obras de teatro, así como encuentros literarios muy frecuentados por figuras intelectuales y artistas de su época. Gran aficionada a la literatura, probó suerte como escritora. Consiguió publicar dos novelas: Ledia y Berta; esta última vio la luz el año de la muerte de su autora. De su círculo de amistades formaba parte el pintor Federico de Madrazo, quien la retrató en 1853. La condesa pagó por el cuadro 4.000 reales. La condesa de Vilches apoyó incondicionalmente a Isabel II y era muy favorable a la Restauración borbónica. La muerte de Amalia, ocurrida el 6 de julio de 1874 en Madrid fue muy sentida por la sociedad madrileña, tal y como lo reflejan los artículos que se le dedicaron en periódicos de la época. Fue enterrada en el Cementerio de San Isidro de Madrid, en el panteón familiar de los marqueses de Almonacid de los Oteros.


Madrazo la retrató con un vestido de raso azul con volantes cuya falda, de muy amplio vuelo, según el gusto del Segundo Imperio, se despliega en forma oval en la parte inferior de la composición, rodeando con elegancia la figura. El artista representó con habilidad los numerosos pliegues, realzados por los visos del raso. Pintó éstos con pincelada muy suelta y certera, en dirección al borde de la falda, que forma ángulos en zigzag, a la moda de 1853. Su rico chal de Cachemira bordado en oro y plata, con borde dorado y forro glasé de seda, cae del brazo del amplio sillón tapizado. El escote, bajo y amplio, deja ver la belleza de los hombros de la condesa, cuyo delicado modelado acentúa el pintor con un uso sutil del claroscuro. Sólo lleva dos brazaletes, uno de oro y otro de oro y piedras preciosas, además de una sortija, y esa discreción en las joyas, índice de la mayor elegancia en ese período, realza la belleza de los bien torneados brazos, cuidadosamente dibujados por el artista. Por medio de la luz y el dibujo se destacan sobre un fondo en penumbra, apenas definido, el terso volumen de la figura y las relucientes superficies de las joyas, los clavos dorados, la madera y las telas. El cabello, negro brillante, con casquetes que tapan las orejas, y con las trenzas dispuestas como diadema, acentúa la gracia ovalada del rostro, de encantadora expresión gracias a su mirada y a sus labios que, ligeramente abiertos, forman una leve sonrisa.
Así, el pintor trató de representar, además de la belleza, la gracia de la dama, también patente en la actitud de las manos. La izquierda sostiene con negligencia un abanico de pluma y la derecha toca el rostro con los dedos anular y meñique.

La obra perseguía ciertamente la gracia, pero tanto el colorido como la peculiar actitud de la modelo resultaban poco habituales en el retrato español del momento, por lo que debieron sorprender por su refinamiento. La pintura, se somete a un dibujo riguroso, en el que predomina la armonía del patrón de la forma oval del rostro, el abanico, la gran falda desplegada en horizontal y el respaldo del sillón, que enmarca verticalmente la figura. El óvalo se introduce, incluso, en el propio formato de la composición a través de las fingidas enjutas de los ángulos. De todos modos, en la sugerida profundidad de la estancia, en cuya pared del fondo parece adivinarse un espejo octogonal, puede percibirse un cierto eco velazqueño. Por el equilibrio de la composición, la elegancia del dibujo y la gran habilidad en el manejo de una pasta delgada que se adapta tanto a los sutiles esfumados de las carnaciones como a los límpidos (en el primer término) o velados (en el segundo) reflejos de la luz, este retrato es la obra maestra de su autor.

Madrazo era exponente de la corriente más clasicista de la pintura decimonónica. Estudió en París y allí recibió el influjo de Ingres, que se rastrea en cada rasgo del cuadro: la pureza de la línea, las carnes blancas y el detalle de los ropajes. A estos rasgos aprendidos en el taller de Ingres, Madrazo añade una delicadeza en el tratamiento del tema y el manejo de colores, luz y texturas, que hace fácilmente reconocible su obra.


sábado, 5 de marzo de 2011

Women in love, 2011

La BBC prepara una adaptación de las novelas El arco iris y Mujeres enamoradas de DH Lawrence, con el título de Women in love. La producción constara de dos capítulos. Trata sobre la vida y amores de dos hermanas, Ursula (Stirling) y Gudrun Brangwen (Pike), vistos a través de su relación con dos amigos Rupert Birkin (Kinnear) y Gerald Crich (Mawle). Los protagonistas serán Rosamund Pike, Rachael Stirling, Rory Kinnear y Joseph Mawle.
Para Lawrence, la sexualidad era el aspecto más interesante, conmovedor, inconsciente e incontrolable del ser humano. En Mujeres enamoradas explora su naturaleza. Los cuatro personajes se enfrentan en su modo de pensar, sus pasiones y creencias mientras buscan una vida completa y sincera.
Escrito en 1916, el año de la batalla del Somme, Mujeres enamoradas es la continuación de El arco iris que, acusado de obscenidad en 1915, había sido destruido. Como consecuencia, la primera edición de Mujeres enamoradas hubo de publicarse en América en 1920, de manera privada y sólo para suscriptores. Cuando en 1921 se publicó en Londres, un crítico calificó a este clásico contemporáneo como una «épica del vicio». La edición que el lector tiene en sus manos ha sido revisada y corregida a la luz de la versión íntegra de la obra publicada por Cambridge University Press en 1987. «Esta obra maestra de Lawrence nos obliga a admitir que nuestra vida es menos hermosa de lo que creemos.»

miércoles, 2 de marzo de 2011

Silas Marner de George Eliot

Silas Marner: The Weaver of Raveloe es una deliciosa novela realista victoriana que George Eliot escribió en 1861. La escritora inglesa Mary Ann Evans que firmaba sus libros como George Eliot para que estos fueran juzgados por la sociedad de su tiempo en virtud de sus méritos estéticos y no con el prejuicio victoriano de que eran sospechosos por haber sido escritos por una mujer, la misma escritora admirada por Prouts y Virginia Woolf, recrea una Inglaterra rural, pintada con piceladas de precisión en los ámbitos del corazón humano en esta historia, considerada por la crítica como una verdadera obra maestra.

El señor Marner es un tejedor que tras ser acusado de un robo que no ha cometido y traicionado por su mejor amigo se traslada a vivir a Raveloe. Allí lleva una vida de soledad, centrado únicamente en su trabajo de hilandero y con el único objetivo de atesorar guineas año tras año. Se convierte en un auténtico desconocido por sus convecinos, por los que tampoco él demuestra mayor interés, acentuando su taciturno carácter y sufriendo de vez en cuando breves ataques de catalepsia, que lo han acompañado desde su juventud. Al cabo de los años un  buen día descubre que alguien ha entrado en su casa y ha robado su botín, transcurridos unos días un nuevo giro del destino cambiará la vida de Silas, encuentra una niña que se ha refugiado en el interior de su casa y a la madre que yace moribunda cerca.
La educación que le proporciona a la pequeña Effie cambiará su vida y le hará disfrutar plenamente de ella.
algunos lazos de unión no se pueden destruir, la vida puede dar oportunidades o quitarlas cuando menos te lo esperas. Todos ayudarán a Silas Marner en la crianza de aquella niña que esconde tras de sí la sombra de una traición y una vileza. Narrada con la precisión descriptiva de George Eliot, Silas Marner constituye un retablo donde se mueven tipos humanos de diversa rusticidad aldeana.
La novela fue llevada a la pantalla en 1964, una miniserie en blanco y negro de 6 capítulos para la televisión inglesa de la BBC y una película para la televisión en 1985 con la interpretación de Ben Kingsley como Silas.