jueves, 17 de noviembre de 2011

Tablettes o Carnet de Bal

El estuche y tarjeta de baile apareció en 1820. Servía como un recordatorio para la bailarina y contiene la secuencia de bailes que se habían programado para la noche. Al lado de cada danza, se escribía el nombre del socio que se había ofrecido para un baile (o que se solicitaba). Poco a poco el uso se extendió también a los hombres.
Los estuches para estas tarjetas de baile era un objeto que podía tomar muchas formas, los fabricantes hacían de ellas verdaderas obra de arte, hechas de materiales valiosos como la plata, de marfil o el nácar.

sábado, 5 de noviembre de 2011

El Paraíso de las Damas de Zola

En el foro de historiasdepoca se ha iniciado el club de lectura sobre esta novela de Émile Zola, que podéis encontrar allí. Animo a todos los interesados a participar y comentar la obra, los miercoles dos capítulos por semana. 

Denise llega a París junto con sus dos hermanos pequeños Jean y Pepé con la intención de trabajar en la tienda de su tío Baudu "El Viejo Elbeuf". Pero al llegar allí el trabajo que su tío le había ofrecido un año antes, no puede dárselo debido a la falta de clientela. Esta situación se debe al Gran Almacén de moda, El Paraíso, que está situado justo enfrente de la tienda de Baudu.
El Paraíso es una gran tienda de confección que ofrece gran variedad de productos asequibles lo que provoca la ira de los pequeños comerciantes que ven como disminuyen las ventas. Denise que continúa con la búsqueda de un empleo y que pretende no ser una carga para su tío acepta un trabajo de dependienta en el Paraíso, aun a sabiendas del desagrado que le produce a su tío.

El dueño del Paraíso es un Joven viudo llamado Octavio Mouret, capaz de dominar a las todas las mujeres a su antojo que caen rendidas a sus pies. También es muy perspicaz en los negocios, un joven astuto y emprendedor, con el único objetivo de ampliar su negocio.
La novela resulta interesante y amena y promete una historia de amor y odio entre la dependienta y el dueño de El Paraíso. En ocasiones me recuerda a nuestros héroes o heroínas a Mr Thorton o Rochester para el personaje masculino, y la inocencia de Jane Eyre, Molly Gibson o Catherine Morland para el personaje femenino. Poco es lo que he leído y me ha entusiasmado, estoy deseosa de continuar con la lectura.


Los Grandes Almacenes de finales del XIX siguen exactamente igual que cuando se inauguraron en 1852, fecha de apertura de Au Bon Marché, el primero en su género. Creado por Aristide Boucicaut, la historia de Au Bon Marché viene descrita detalladamente en una novela de Emile Zola, Au Bonheur des Dames- El paraíso de las Damas - (1883), lo que refleja el protagonismo económico extraordinario que adquirió esa cadena comercial en el Segundo Imperio.

La novela sigue siendo la mejor introducción a las prácticas mercantiles de los Grandes Almacenes. Porque no han cambiado nada. Ya mostraban en los bajos del escaparate unas chucherías que llamaran la atención de los niños, para que, al detenerse, las señoras repararan en las lujosas mercancías situadas en altura. Ya diseñaban el recorrido interno del almacén de manera que el curioso hubiera de pasar delante de una buena selección de productos tentadores antes de llegar al que estaba buscando.

Ya entonces vendían a precio ruinoso alguna mercancía muy buscada (la seda, en aquel tiempo), de manera que atrajera público. Sabían que el cliente compraría otras cosas cuyo precio inflado compensaría las pérdidas. Ya era su mayor enemigo el pequeño comerciante, cuya respuesta se traducía en posiciones políticas ultraconservadoras, explotadas por los políticos populistas.

Ya el mayor gasto proporcional del almacén era la publicidad, con la que procuraba presentarse como el colmo de la vanguardia, de la sofisticación, de la elegancia, del deseo, de estar a la última, de la modernidad. Ya cumplían los principios básicos de todo Gran Almacén: marcar precio fijo en todos los objetos, permitir la anulación de la venta devolviendo el dinero, y que el pago de los empleados, casi en totalidad, fuese por una comisión sobre las ventas.



Zola señalaba que Boucicaut tuvo el genio comercial de saberse ganar a las madres por medio de los niños, para ello a partir de 1867 realizó la entrega de la “imagen de la semana” unos cromos de excelente litografía con un reverso reflejando la imagen del edificio principal de la cadena, con las que se configuraban diferentes colecciones, con lo que se lograba así la fidelización de la clientela. Se desarrollaron un buen número de colecciones en los cuales las acciones eran realizadas por niños, una práctica nuevamente que demuestra el claro sentido mercantilista del personaje.

Información de los almacenes del blog: A grandes zancadas. Mas información en: http://en.wikipedia.org/wiki/Le_Bon_March%C3%A9 y http://en.wikipedia.org/wiki/Aristide_Boucicaut

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Carta de la Papisa Juana

Aquí os dejo la Carta de la Papisa Juana que ha redactado la vicepresidenta del Club Carmen Delia, aunque no este centrado en el siglo XIX me parecía interesante añadirla al blog. Está escrita como si ella estuviera aún en la Abadía de Fulda, donde pasó unos años antes de ir hacia Roma, oculta como un hermano más y siendo valorada por su conocimiento. Hay más información en esta página web: http://chrismielost.blogspot.com/2011/03/enigmas-de-la-historia-juana-la.html


Abadía de Fulda,
Año 842 del Nacimiento de Jesucristo

La calma y el sosiego de la noche me asisten para expresar libremente mis pensamientos, y también mis sentimientos. En esta pequeña tregua que me conceden las estrellas y la luna ya no tengo que esconderme, puedo ser yo misma. Espero y así se lo pido a Dios Nuestro Señor día tras día, que mis hermanos no encuentren estas cartas que escribo y guardo celosamente en mi celda, ya que, de ser así, descubrirían que en realidad su querido y erudito hermano Juan el Inglés, es en realidad una mujer nacida de mujer, y a la que su padre y su madre pusieron el nombre de Juana.
            Mi vida en la Abadía es agradecida y tranquila; mis conocimientos crecen cada vez más gracias a que el padre Abad me ha ordenado traducir gran cantidad de obras de mis admirados escritores griegos y latinos. Así pues, no tengo queja de nada, salvo de una cosa: no poder demostrar toda mi sabiduría desde mi cuerpo y mente de mujer, tal como Dios me creó; al contrario, debo esconder mi identidad femenina un día y otro también. Ello me entristece sobremanera, pero también comprendo que, de no ser así, nadie valoraría mi inteligencia en este mundo hecho por hombres y para hombres. Este es, pues, el sacrificio que debo hacer para poder continuar mi aprendizaje: negarme como mujer que soy.
            A mi mente vuelve una y otra vez la misma idea, pues desde mi entendimiento no alcanzo a comprender como lógico el que a las mujeres no se nos permita educarnos como a los hombres, ya que Dios nos creó iguales a las unas y a los otros. En cuanto a esto, el razonamiento de los varones es sencillo: la mujer, al contrario que el hombre, es débil en mente y espíritu y por ello ni entiende ni comprende, por lo tanto, no puede recibir educación. Por mis estudios de los autores clásicos he podido apreciar que lo que opinaban hace mil años en torno a la mujer no difiere mucho del juicio que se tiene hoy día. Todos estos planteamientos me llevan a una conclusión: si a mi, que soy mujer, Dios me ha proporcionado inteligencia, es porque debo aprovecharla y cultivarla, y no dejar a mi talento que marchite. Al igual que yo, que me considero una privilegiada entre las de mi sexo, las mujeres deberían ser más instruidas, ya que, yo digo: el conocimiento no tiene sexo.
Ruego al Cielo para que esta situación cambie algún día, y las mujeres puedan ser educadas en igualdad con los hombres. Que no se las juzgue por su sexo, sino por su inteligencia.
Seguiré aprovechando todas las oportunidades que se presenten en mi camino para transmitir todo mi saber a las que son como yo, y en especial a las más pequeñas. Para que puedan elegir y no se vean obligadas a una vida de servidumbre a un varón. Por ello rezo.
Juana la Inglesa



INFORMACIÓN SOBRE JUANA
Esta carta se basa en una figura femenina que vivió en la Edad Media, la papisa Juana, verídica para unos y legendaria para otros (empiezan a tomar la historia de esta mujer como leyenda entre los siglos XV-XVI con la Reforma Luterana). Entre las personas que defienden su existencia, como Jean de Maylli en su Chronica Universalis Mettensis (siglo XIII), Juana habría nacido a principios del siglo IX en un poblado alemán. Hija de un monje de origen inglés (de ahí su apodo de “el Inglés”; su padre habría llegado a esas tierras para educar a los sajones en la fe de Cristo), sería educada por éste. La Abadía de Fulda (actualmente en el Estado de Hesse Nassau, Prusia, centro de Alemania), en la que pudo continuar educándose Juana, fue fundada por San Bonifacio en el año 744.
Ya bajo su aspecto de hombre, viajó a Roma hacia mitad del siglo IX d.C. (848), donde llegó a ser, gracias a su erudición y conocimiento, el Papa Juan VIII entre los años 855 y 857. En cuanto a su muerte, hay autores que afirman que murió dando a luz en una procesión, y otros en cambio aseguran que el gentío que asistía a la procesión, ante el hecho que descubría al Papa como una mujer, la lapidaron en público junto a su hijo recién nacido.
Fue borrado todo testimonio sobre su existencia, negándose a incluirla en la lista de Papas de la Iglesia, aunque hasta que empezó a gestarse su leyenda, varios autores mencionaron su extraordinaria historia.

Hace un tiempo se realizó una pelicula biográfica en Alemania, os dejo el trailer para los interesados: