martes, 31 de mayo de 2011

Envenenadoras victorianas

La sociedad británica victoriana educaba a la mujer para reprimir sus instintos y adecuar su conducta a un rígido código moral basado en la represión de las pasiones, los prejuicios sociales y el mundo de la apariencia. Por ese motivo, era difícil concebir que las mujeres pudieran ser autoras de los delitos y albergar impulsos homicidas e, incluso, encontrar placer en el crimen.
El veneno era el arma más común empleada por las mujeres por tratarse de un método que no requería fuerza física y porque la compra de venenos, como la estricnina y el arsénico, era relativamente fácil. Muchas personas utilizaban el arsénico para matar a las ratas o a las moscas y, algunas mujeres también lo empleaban como producto de belleza, para mejorar la suavidad de la piel. De manera que nadie se extrañaba de que una mujer entrase en una farmacia pidiendo este veneno. Sólo tenía que firmar en un libro (el Poison book), que por ley debía encontrarse en todas las farmacias para registrar qué venenos se habían vendido.
Los móviles que, generalmente, impulsaban a la mujer a matar eran económicos. En la época victoriana se incrementaron notablemente el número se seguros de vida y su cobro se convirtió en un buen motivo para acabar con la vida del asegurado. No obstante, también podía actuar por otros motivos como la venganza, los celos, para evitar escándalos o, incluso, para escapar de las rígidas normas de unos padres o de un marido muy estrictos.
Tres célebres envenenadoras de la época victoriana fueron Adelaide Bartlett, Madeleine Smith y Christiana Edmunds. Estas mujeres asesinaron con cloroformo líquido, arsénico y estricnina, respectivamente.

ADELAIDE BARTLETT
Adelaide Bartlett asesinó a su marido Thomas Edwin Bartlett con cloroformo, aunque no pudo ser demostrado por la fiscalía. El marido poseía varias enfermedades muy desagradables (como dientes podridos y tenias) y su mujer decidió comprar cuatro pequeñas botellas de cloroformo líquido para acabar con su vida el 31 de diciembre de 1885. Al tratarse de pequeñas cantidades de veneno, compradas en farmacias distintas, pudo evitar la firma en el Poison book. 
Durante la autopsia se encontraron grandes cantidades de cloroformo líquido en el estómago de Edwin, pero no había ni rastro del veneno en la boca o en la garganta. El abogado defensor de Adelaide, Sir Edward Clarke, uno de los mejores abogados de la Inglaterra victoriana tardía, basó su defensa en el misterio de cómo el cloroformo llegó al estómago de la víctima, puesto que era imposible tragarlo sin quemar la garganta y la laringe, algo que no había sucedido.
Sir Edward Clarke trató de sembrar la duda acerca de si fue asesinato o suicidio, insistiendo en que sólo la ingestión muy rápida del veneno pudo evitar las quemaduras internas de la garganta y esta acción era propia de un suicidio y no de un asesinato. Pero el suicidio no parecía tampoco sostenerse, entre otras cuestiones porque, el día de su muerte, Edwin Bartlett no se comportó como alguien que contemplaba acabar con su vida. De hecho, una criada afirmaba que su señor estuvo detallando con ella la suntuosa cena que quería tomar al día siguiente, que era Año Nuevo.


Por falta de pruebas, Adelaide fue absuelta y, una vez celebrado el juicio, el famoso cirujano Sir James Paget le preguntó: ahora que todo ha terminado, en interés de la ciencia, debe decirnos cómo lo hizo. Pero Adelaide se llevó el secreto a la tumba.



MADELEINE SMITH
Madeleine Smith, era una bella joven de 21 años, perteneciente a una adinerada familia de Glasgow. Fue amante de un inmigrante de Jersey, llamado Emile L´Angelier, al que conoció en la primavera de 1855. Se reunían clandestinamente e, incluso, llegaron a comprometerse y planear su boda para septiembre de 1856. Madeleine le escribió a su amante unas apasionadas cartas de amor en las que mencionaba la posibilidad de huir juntos.
 Pero, en enero de 1857, la joven conoció a un pretendiente de su estatus social, William Minnoch, que le propuso formalmente matrimonio. Madeline necesitaba romper con urgencia con Emile, al que le rogó que le devolviese todas sus cartas para que nadie se enterase de su aventura con él y así evitar poner en peligro su compromiso con Minnoch. Emile, enfurecido, se negó a devolvérselas y la amenazó con enviárselas a su padre y a su prometido. Madeleine, trató de calmarlo, para que no cumpliese sus amenazas, y acordó continuar seguir viéndolo.
A partir de ese momento, la joven decidió ir consiguiendo pequeñas cantidades de arsénico para envenenar a su amante. El 21 de febrero fue a una farmacia y compró seis peniques de arsénico. Comentó que lo necesitaba para matar ratas y firmó el Poison book. A la mañana siguiente, Emile sufrió fuertes dolores de estómago, náuseas y vómitos que le mantuvieron postrado durante una semana. Madeleine compró arsénico dos veces más en las próximas semanas, siempre alegando que era para matar ratas. Finalmente, Emile murió el 23 de marzo de 1857.
 Durante el juicio, la acusación se concentró en el hecho de que las compras de arsénico de Madeleine coincidían con los dolores y vómitos que padeció Emile durante varias semanas. El móvil también estaba claro: la joven estaba tan asustada de que el amante pusiera en peligro su compromiso con William Minnoch que decidió eliminarlo echando arsénico al cacao que le preparaba durante sus reuniones secretas.
 La defensa utilizó un gran número de testigos que describieron a Emile como un hombre inestable, capaz del suicidio, e, incluso, algunos sugirieron que pudo tomar el arsénico en pequeñas dosis como un tónico.
 Pero quizás lo que salvó a Madeleine de la horca es que no pudieron encontrarse testigos que demostrasen que se reunió con su amante las semanas anteriores a su muerte. Además, la joven despertó las simpatías del jurado, mostrándose prudente y reservada, y, finalmente, logró ser absuelta por falta de pruebas.

CHRISTIANA EDMUNDS
Christiana Edmunds, “la envenenadora de la crema de chocolate”. Christiana Edmunds era una coqueta mujer de mediana edad que vivía en Brighton al cuidado de su madre viuda. A mediados de 1869, conoció y se enamoró perdidamente de su médico, el Dr. Arthur Beard. A pesar de tratarse de un hombre casado, Christiana le enviaba exaltadas cartas de amor que él conservaba y contestaba. Durante algo más de un año, mantuvieron una relación romántica, aunque, al parecer, no existieron contactos sexuales.
 En el verano de 1870, el Dr. Beard consideró que la relación había llegado demasiado lejos y que podía poner en peligro su reputación. Le escribió a Christiana pidiéndole que dejara de enviarle cartas: "Esta correspondencia debe cesar, no es bueno para ninguno de nosotros".
Christiana decidió entonces acabar con la vida de la esposa del médico, para que nada obstaculizase su amor. Un día, en septiembre de 1870, visitó a la señora Emily Beard, llevándole como regalo una caja de bombones en los que había inyectado estricnina. La señora Beard comió algunos y, al poco tiempo, enfermó gravemente, aunque logró reponerse. El doctor la acusó de haber intentado envenenar a su esposa, pero Christiana se defendió diciéndole que ella también tomó aquellos chocolates en mal estado. A partir de aquel momento, la relación entre el médico y la señorita Edmunds se rompió.
Los próximos meses varias familias de Brighton fueron intoxicadas después de comer bombones y otros dulces. Se recuperaban al poco tiempo pero todas ellas tenían los mismos síntomas. Finalmente, un pequeño niño de cuatro años, Sidney Barker, falleció. 
Se inició, entonces, una complicada investigación para descubrir quién era el responsable de los envenenamientos de los chocolates de Brighton. Con el tiempo, las sospechas comenzaron a recaer en Christiana, pero el hecho de que ella también se hubiese visto afectada por la intoxicación parecía mantenerla a salvo. Finalmente, el doctor confesó su relación con esta mujer y sus sospechas de ser la autora del intento de envenamiento de su esposa. Christiana fue procesada. Se demostró que había comprado estricnina en varias ocasiones, aunque ella alegó que el veneno estaba destinado a unos gatos callejeros que le resultaban molestos. Por otro lado, aparecieron testigos que afirmaron que la señorita Edmunds enviaba a niños para que le comprasen chocolates y otros dulces, que después ella devolvía a la tienda por tratarse de productos equivocados.
 Finalmente, tras conseguirse pruebas que la incriminaban claramente, el jurado la declaró culpable de asesinato y recomendó no tener misericordia con ella. Christiana fue consciente de que nada podía librarla de la horca. Decidió entonces afirmar que estaba embarazada (una mujer embarazada no podía ser ahorcada hasta después de haber dado a luz). La vista tuvo que aplazarse hasta que unas matronas la examinasen. Después de comprobarse que había mentido respecto del embarazo, fue enviada a prisión hasta que fuese ajusticiada. Sin embargo, la defensa había argumentado durante el juicio la demencia de esta mujer como eximente. De modo que dos ilustres médicos, tras examinarla durante los siguientes días, emitieron un informe en el que se la calificaba de enferma mental y se la eximía de responsabilidad por sus crímenes. Finalmente, la condena a pena de muerte fue conmutada por la reclusión en el Criminal Lunatic Asylum de Broadmoor, en el que ingresó con 43 años y falleció a los 78 años de edad. Según testimoniaron sus médicos, nunca mostró el menor arrepentimiento por los delitos que cometió. 



Fuente de articulo: OvejasElectricas
Yo tuve tres maridos,
y a los tres envenené
con unas cuantas gotas
de cianuro en el café.
Pero seguramente no me guardan rencor,
pues derechos marcharon
hacia un mundo mejor.

viernes, 27 de mayo de 2011

Mrs Beeton y la cocina británica

Hace pocos días pude ver una película basada en la vida de Mrs Beeton, en ella nos narra la vida de una ama de casa inglesa de clase media que decide escribir un libro de recetas. Este libro tuvo un gran éxito en la sociedad inglesa victoriana. Para comenzar este post os dejo su biografía y por ultimo un vídeo que he creado sobre la película, puesto que ni tan siquiera he encontrado el trailer en youtube y lo poco que había no merecía la pena ponerlo por aquí. Espero que podáis para ver esta película y así conocer a esta mujer que es prácticamente desconocida fuera de Inglaterra.


Isabella Mary Beeton (de soltera Mayson nació el 12 de marzo de 1836 y falleció el 6 de febrero de 1865, más conocida como Mrs Beeton, es la autora principal de Mrs Beeton´s Book of Household Management y alcanzó la fama por sus libros acerca de cocina británica. Isabella nació en el 24 de Milk Street, Cheapside, Londres. Su padre, Benjamin Mayson, murió cuando ella era aún joven y su madre, Elizabeth Jerram, se volvió a casar con Henry Dorling. Isabella fue enviada a la escuela en Heidelberg, en Alemania, donde hizo estudios de piano. Tras estos estudios iniciales retornó a la casa de sus padres en Epsom.

En una visita realizada a la ciudad de Londres, le fue presentado Samuel Orchard Beeton, un editor de libros y revistas populares que posteriormente sería su marido (se casó el 10 de julio de 1856). Ya por esta época empezó a escribir artículos sobre cocina y trucos sobre el mantenimiento del hogar en las publicaciones de su marido. En el periodo que va desde 1859–1861, se dedicó a escribir un suplemento al The Englishwoman’s Domestic Magazine. En octubre de 1861, el suplemento fue publicado en un simple volumen reuniendo en él toda la información acerca de los artículos anteriores, The Book of Household Management Comprising information for the Mistress.





Tras haber dado a luz el cuarto hijo en enero de 1865, Isabella contrajo fiebre infantil, muriendo una semana después a la edad de 28. Se enterró en el Cementerio de West Norwood con una simple lápida. Su obra publicada en Mrs Beeton's Book of Household Management es un conjunto de recetas, consejos, curiosidades y detalles acerca del cuidado de la casa, de los niños, los enfermos, etc. Todo ello ambientado en la época victoriana. En casi 1.112 páginas se reparten casi cerca de 900 recetas, la mayoría de las recetas están ilustradas y tiene un formato que hoy en día se sigue empleando. Se dice que muchas de las recetas fueron copiadas a autores anteriores (incluyendo Eliza Acton), pero los Beetons nunca afirmaron que los contenidos del libro fueran originales. Mrs. Beeton es quizá mejor descrita como su compiladora y editora más que como su autora, estando muchos de los pasajes claramente escritos no con sus propias palabras.

Estaba dirigido a ser una guía de información fiable sobre todos los aspectos de gestionar una casa para el aspirante a clase media. Además de las recetas, su 2751 entradas incluyen trucos sobre la paga de los sirvientes y la salud de los niños, y sobre todo abundantes consejos, instrucciones y recetas de cocina. Fue un éxito de ventas inmediato, vendiendo 60.000 copias el primer año y un total de casi 2 millones hasta 1868. En 1863 se publicó una edición revisada por entregas.

La autora, tenía 21 años cuando empezó a trabajar en el libro, y murió a los 28. En 1866, un año después de su muerte, Samuel se vio obligado a ceder los derechos de todas sus publicaciones debido a la quiebra de Overend and Gurney, una tienda londinense con la que tenía deudas. Para salvarse de la bancarrota vendió los derechos a la editorial Ward, Lock and Tyler por 3250£, aunque siguió gestionándolos. Las revisiones de Ward Lock al Household Management han continuado hasta la actualidad, manteniendo el nombre Beeton en el ámbito público, si bien las ediciones actuales se han alejado mucho de la obra original de Isabella.


Primeras Ediciones
  • The English Woman's Domestic Magazine, 1852–77, hg. 1852–56 von Samuel Beeton, 1856–60 de Samuel and Isabella Beeton, 32 páginas, edición mensual, distribución de 5.000 copias (1852)-50,000 (1857).
  • Beeton's Book of Household Management, parte de la 24 ediciones mensuales, London: S.O. Beeton, 1859-1861
  • Beeton's Book of Household Management, Edición limitada, London: S. O. Beeton, 1861.
  • The English Woman's Cookery Book, London: S. O. Beeton, 1863.
  • Mrs Beeton's Dictionary of Every-Day Cookery, 1865.
Ediciones Facsimil
  • Mrs Beeton's Book of Household Management. Facsimile edition of the 1861 original edition, Cassell&Co, 2000.
  • Mrs Beeton's Cookery Book - Diamond Jubilee Edition. Reimpresión de la Edición de 1897 procedente de los 60., Impala, 2006.
  • Everyday Cookery and Housekeeping Book, Bracken Books, 1984.
  • Beeton's Book of Needlework. Facsimile edition, London: Chancellor Press, 1986.
Bibliografía
  • Kathryn Hughes, The Short Life and Long Times of Mrs Beeton.

SERIE BBC: http://www.bbc.co.uk/bbcfour/cinema/features/mrs-beeton.shtml
SOBRE MODA: http://en.wikipedia.org/wiki/1860s_in_fashion
PAGINA OFICIAL: http://www.mrsbeeton.com/

En el 2006 Masterpiece Theatre realizó una película biográfica para la televisión inglesa, The secret life of Mrs Beeton, os dejo un vídeo que he creado con algunas escenas. Si queréis verla la encontrareis en historiasdepoca con subtítulos en castellano. 


lunes, 23 de mayo de 2011

Ilustraciones de moda victoriana: el Salón de la Moda de Montaner y Simon

He recopilado varias ilustraciones de moda de época, desde finales del XVIII a finales del XIX, aunque prima la época victoriana. Podréis descargarlas en los enlaces que aparecen abajo. La mayoría de las imágenes son de moda femenina, vestidos, sombreros y peinados, aunque hay algunas imágenes de elementos decorativos.
Esta vestimenta de datarían de 1840. Son vestidos de cintura baja con mangas ceñidas o abombadas. El cuerpo y la falda estaban habitualmente unidos, y para dar volumen a las faldas se utilizaba multitud de enaguas (lo que producía el llamado "efecto cubretetera"). En los últimos años este efecto se exageró con el uso de un polisón llamado "crinoline" (porque estaba hecho de crin de caballo). No hay que confundirlo con la futura "crinoline", que era un armazón de círculos metálicos atados con cintas, que se emplearía a partir de la década de los 50 para ahuecar todavía más las faldas, pero que acabó llamándose igual.

Os dejo mas información en esta página para las interesadas: http://misteriolondres.blogspot.com/search/label/Victorian%20Fashion

Descargar las bellas ilustraciones de moda victoriana con enlace megaupload: http://www.megaupload.com/?d=983LCWIF


El Salón de la Moda de Montaner y Simon Editores. era una editorial de Cataluña que en sus publicaciones incluia como publicidad las ilustraciones de moda femenina del momento.
Fundada en 1868 por Ramon de Montaner i Vila (1832-1921) y Francesc Simon i Font (1843-1923), Montaner y Simón constituyó desde fines del siglo XIX hasta comienzos del XX una de las editoriales más importantes de España. Entre sus numerosas publicaciones, figuran revistas, como La ilustración artística (1882-1916) o El salón de la moda (1884-1913), y obras de gran formato, en ocasiones de lujo e ilustradas con la nueva técnica de la cromolitografía, como historias de España y universales, historias del arte o historias naturales. Aunque en un primer momento la editorial catalana tuvo su sede en la Plaza de Cataluña (esquina con la Rambla del mismo nombre), en 1879 se trasladó a la calle Aragón, al edificio proyectado por el arquitecto catalán Lluís Domènech i Montaner (1850-1923). Fueron las prensas de este último edificio las que dieron a la luz el Diccionario enciclopédico hispano-americano (en adelante DEHA), cuyo cuerpo lo forman veintitrés gruesos tomos en veinticuatro volúmenes, publicados entre los años 1887 y 1898. Al igual que tantas otras obras de la época, el DEHA se fue publicando por entregas. Generalmente el suscriptor recibía a la semana un cuaderno o fascículo de cuarenta páginas. Los primeros cuadernos (de los cerca de seiscientos) comenzaron a repartirse en el mes de febrero de 1887.



domingo, 15 de mayo de 2011

La pintura de Mayo: La viuda romana de Rossetti

La viuda romana o también conocida como Dis Manibus es una pintura de 1874 de Dante Gabriel Rossetti (1828-1882). Esta obra pertenece al Museo de Arte de Ponce de la Fundación Luis A. Ferré, en Puerto Rico.
Dante Gabriel Rossetti fue un destacado miembro fundador de la Hermandad Prerrafaelita. Se trata de “La viuda romana”, inicialmente titulado “Dis Manibus”, como comenzaban las inscripciones dedicadas a los manes protectores en las urnas cinerarias romanas. Es una mujer de medio cuerpo, una viuda sentada junto al ornado “columbarium” que contiene los restos de su esposo. Vestida de blanco, el color del luto de la época, toca una elegía con una lira.
Rossetti contó con una modelo real para su composición, Alexa Wilding. La observación de la figura del lienzo despierta la primera inquietud. Si la moda de la época hacía a las damas de toda condición huir de los rayos del sol y la tez blanca se consideraba socialmente infinitamente más atractiva que cualquier atisbo de un mínimo bronceado. Ojos, labios o cabello otorgan un contraste singular. En su magnífico estudio en el catálogo de la muestra, Sally-Anne Huxtable propone que el uso del “no-color” blanco sirve para recordarnos la ausencia del esposo fallecido. Es una idea atractiva a la que nos atrevemos a añadir una sensación extraña que roza la rebelión: la expresión de los dedos que tañen sendas liras es la propia de tocar un instrumento, pero a la vez la de retorcerse rayando la desesperación. Quizá la cara sugiera una mirada perdida. Pero las manos concentran la oposición a un destino no deseado.

Otros recursos estéticos del lienzo muestran ese dominio naturalista del que hicieron gala los prerrafaelitas. Los pliegues de las vestiduras se disponen en armonía con el cabello que cae libre por un lado. Las rosas aparecen de distintas formas: unas, en guirnalda ordenada bajo la urna. Otras, prendidas en la lira que se levanta apoyada en el brazo derecho. Y la naturaleza también se dispone en la propia ornamentación esculpida en el “columbarium”, que rodea la inscripción “A los dioses del Averno. Papira Gemina ha hecho esto para su muy querido esposo Lucio Alio Aquino: ave, señor, adiós”. Rossetti unió la Roma clásica y la Inglaterra victoriana en una pintura hecha de nostalgias.


lunes, 2 de mayo de 2011

The Suspicions of Mr Whicher, 2011

Adaptación por parte de ITV de una novela ambientada en 1860, época victoriana The Suspicions of Mr Whicher un drama de época victoriana de misterio, que nos recuerda a escritores como Dickens, Conan Doyle, Alan Poe o Collins. En la dirección James Hawes, es una adaptación de una novela de Kate Summerscale. Los actores son Peter Capaldi, Tom Georgeson and William Beck.
El argumento es el siguiente. Una noche de verano de 1860, en una elegante mansión de la campiña inglesa, todo está en calma. Tras los ventanales la familia Kent duerme tranquilamente. A medianoche se oye un ladrido. Luego, todo vuelve a quedar en silencio.
Cuando a la mañana siguiente se despiertan, los Kent descubren con horror que el más pequeño de sus hijos ha desaparecido de su cuna. Un escalofrío recorre toda la casa y empieza una búsqueda febril hasta que el niño aparece finalmente, asesinado. ¿Quién cometió semejante atrocidad? Las pocas pistas indican que fue alguien que estaba en la casa, alguien del servicio o algún miembro de la familia. No tarda en aparecer en la escena del crimen el inspector Jack Whicher de Scotland Yard, el detective más brillante y respetado de su tiempo, encargado de resolver un caso oscuro y complejo, de apariencia irresoluble, el asesinato que conmocionó a la sociedad victoriana y que inspiró a escritores como Dickens, Conan Doyle o Wilkie Collins.

Kate Summerscale es autora de The Queen of Whale Cay, un éxito de ventas y de crítica: ganó el premio Somerset Maugham y fue finalista del Whitbread Biography Award. Con la obra El asesinato de Road Hill fue galardonada con el Samuel Johnson Prize para obras de no ficción en el 2008. Ha sido miembro de varios concursos literarios, incluido el Booker Prize en el 2001.
El asesinato de Road Hill es el relato verídico de aquellos sucesos, uno de los episodios más siniestros y estremecedores de la historia del crimen. Kate Summerscale ha llevado a cabo una detallada, exhaustiva e hipnótica reconstrucción de los hechos en un texto narrativo compuesto con el ritmo de las grandes novelas. No en vano se ha llegado a decir que este libro es una suerte de A sangre fría victoriano.